Hace muchísimo tiempo, cuando aún en
el planeta Marte era habitable, y estaba llena de vida, se cuenta que
había una espada que se encontraba maldita por un conjuro. A
aquel que osara cogerla, le caería una terrible maldición. El
origen de esta espada no se conoce muy bien, pero se cree que
perteneció al Rey Exánime, el cual tenia un ejército de no-muertos,
puesto que este podía revivir los cadáveres putrefactos de sus
enemigos (cualquier ser vivo) y reclutarlos para su bando. Todo aquel
que blandiera esta espada, sería poseído por el espíritu del Rey
Exánime.
Arthas era un príncipe de unos de los
reinos de Marte. Este joven paladín en mitad de una batalla que
libraba contra los demonios, vio cómo su ejercito caía
fácilmente. Ante el descalabro sufrido, uno de sus capitanes le contó
la leyenda de una poderosa espada. Arthas con un reducido grupo de
caballeros marchó en busca de ella, con la excusa de poder salvar a
su pueblo de la oscuridad, pues este, lo único que quería era el
poder que le otorgaría la espada. Y daría cualquier cosa por
conseguirlo. Sin embargo, lo que no supo era que la espada estaba
maldita.
Tras duros enfrentamientos contra los
guardianes de esa espada, llegaron ante ella, la cual se encontraba
suspendida en el aire sobre un pedestal, con un grabado que decía
así: ``Si la espada quieres blandir, un duro precio tendrás que
sufrir´´. Al leer la
inscripción, Arthas no dudó ni un instante en cogerla. Su afán de
poder le superaba. Mientras uno de sus nobles caballeros le
gritaba: ``No la toques, está maldita´´. La
espada le concedió la victoria a un duro precio, pues esta le
fue corrompiendo poco a poco, hasta convertirlo en el nuevo Rey
Exánime.
Muchos
personajes que pretenden liberar al pueblo de la opresión terminan reprimiéndolo al alcanzar el poder, ya que al utilizar métodos o
leyes de dudosa justificación acaban sustituyendo al anterior
opresor.